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QUE NO QUEDEN HUELLAS

          “Traigo en el alma pena y llanto que no puedo contener”, comienza la canción que lleva por titulo este informe. Es que eso fue lo que sucedió luego de aquel sábado por la tarde en que El Pozo pisoteó a Defensores de Alto Verde propinándole una paliza que será difícil de olvidar. Pena por lo que pasó en los 90 minutos dentro de la cancha, llanto porque se falló en todos los ámbitos a los cuales te lleva un partido de fútbol, no hubo técnica ni táctica. No hubo nada de los muchachos vestidos de rojinegro esa tarde, faltaron a la cita. Un equipo que recibió el primer tanto en apenas 7 minutos y después se mareó, no supo ni pudo reaccionar por más que las piernas se les iban en algún intento. Todo gol tempranero te rompe cualquier idea que quieras imponer en los primeros minutos de juego, pero está en los protagonistas de la película y su director, buscarle la vuelta al guión para que todo tenga un final meramente feliz, pero nada de esto sucedió porque los autores y quien estaba detrás de escena no supieron como desenvolverse en un terreno que le era terriblemente desfavorable desde un primer momento y que pecaron de ingenio para inclinarlo a su favor, como sí lo era en las tribunas.
          Jugadores con dolor luego de consumada la derrota, mucha bronca e impotencia por no haber plasmado lo entrenado durante la semana. No salio nada de nada, ni siquiera una mínima jugada en la que se pueda llegar con peligro al arco rival. Eran mas las ganas de meter el primer gol y que todo se termine para festejar un triunfo, que trabajar el encuentro a medida que iba pasando. Apurado Defensores, desesperado desde el partido previo, muchas ansias de jugar esos minutos para darle una alegría a todo Alto Verde, algo que nunca llegó.
          Pero en pocas horas todo eso va a ser un lindo condimento para que los mismos protagonistas hagan una devolución de gentilezas. Va a ser todo totalmente distinto, la bronca con la que salieron luego de perder, mañana se va a transformar en ganas, esas ganas que estos jugadores ponen en cada partido, cada sábado que se ponen la camiseta del Defe, porque no es solamente una casaca, es la representación de todo un barrio que los está apoyando. Y es por el barrio, por la familia, los amigos, el club, la camiseta, los colores y por ellos que estos pibes se quieren regalar un triunfo y demostrar que lo sucedido hace unos meses en La Vuelta del Paraguayo fue la casualidad de un partido que se puede dar en otros 50 encuentros. Algo ilógico que no va a volver a pasar porque no lo van a permitir ellos, dentro de la cancha si es necesario van a ir a trabar con la cabeza, porque así lo sienten, para volver a quedarse con los tres puntos luego de “la vendida” en Independiente. Tienen ganas de jugar ya, no pueden esperar a que el tiempo siga pasando porque los botines en sus pies ya quieren volver a patear la pelota como local, aunque va a ser diferente jugar en esa condición en otra cancha que no sea la del Estadio Único.
          Que no queden huellas de lo sucedido, que se borre el mal paso dado en el barro. Que no queden huellas del dolor sacado, que desaparezca la amargura con la que todos salimos. Que no queden huellas de la culpa, para que ella sea factor principal del hambre de gloria. Y que si quede la huella de la gente, de esa gloriosa gente que siempre está con vos donde quiera que estés jugando a la pelota. Pero que esta huella se transforme al rectángulo verde para esbozar una sonrisa y así poder inflar el animo y decir: “Acá estoy, yo soy de Alto Verde. Yo soy Defensores de Alto verde”

          Vamos Defensores que todos estamos con vos, vamos jugadores, amigos, compañeros que cada uno de los que vamos a estar allá, y los que no van a poder, vamos a querer empujar la pelota a la red para saber quien manda en la costa, para demostrar que el mas grande acá, es Defensores de Alto Verde, carajo.
Mariano Palacio

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