A las inferiores menores de Defensores de Alto Verde les llegó el turno de ser locales, por lo que debieron trasladarse hasta las instalaciones del club Defensores de Peñaloza, a la espera de volver pronto a casa en cuanto el agua se vaya.
LA 2004
En la jornada de menores no abundaban los goles, por lo que la salida de Los Pekes a la cancha era la más esperada por la Familia Defensora, que necesitaba festejar.
Enfocados y con todas las ganas de siempre, los chicos arrancaron su encuentro con el viento a su favor, pero no pudieron aprovecharlo en el primer tiempo. Y es que los jugadores de Atenas no eran menos. Seguían cada jugada con uno de ellos siempre cerca de la pelota. Esté o no en su dominio. La presión por parte del club de Santo Tomé era constante.
Para la segunda parte, el visitante conseguía llegar seguido en los primeros minutos, pero el Defe mantuvo su actitud de dientes apretados y buscaba por todos lados entrar y convertir. A lo que los defensores de Atenas respondían con faltas, como única solución para cortar el peligro.
A los 13', la visita consiguió adelantarse a través de un fuerte remate desde lejos, que el arquero de Defensores de Alto Verde no controló, y recién logró tomar la pelota para sacarla desde adentro de su arco.
Con un poco de enojo, y otro de habilidad, en ese mismo minuto, uno de los chicos de Alto Verde recibió la pelota y recorrió el costado izquierdo hasta meterse al área, y ser volteado por su marcador. ¡Penal! El árbitro no podía dudar en semejante infracción.
Y en la posibilidad del empate, quien tomó la responsabilidad fue Ariel Márquez. La ansiedad se apoderó de él en el momento crucial. Desde antes del silbatazo, el Zurdo ya se encontraba en carrera hacia la pelota... y falló. Remató al medio del arco, donde el arquero de Atenas la esperaba.
Pero quién les va a calmar el entusiasmo a estos chicos, que desde allí insistieron mucho más, y aunque las cosas no salían y se complicaban, solo pensaban en ir adelante, por el empate.
Y la alegría se les dió en la situación en la que todo futbolista sueña; sobre el último minuto. Fue Luciano Rolón el que consiguió desatar el grito de todos sus compañeros y familiares que se encontraban apoyándolos, como siempre.
No es una costumbre la de este equipo tener que vivir estos partidos, pero sin dudas que estas experiencias son las que los van a hacer mejores jugadores de lo que hoy son. El empate logrado los mantiene invictos en la Copa de Bronce.
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