Primera División

Ascenso

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Tras visitar a Gimnasia y Esgrima en Ciudadela, Defensores de Alto Verde fue derrotado por 2 a 1, en el quinto partido del Apertura.

El hecho de que Defensores de Alto Verde llegue por primera vez a uno de los estadios santafesinos más emblemáticos, pintó el acontecimiento para los altoverdenses, mucho más especial. Enfrentar a Gimnasia, otro gran protagonista del fútbol santafesino, y hacerlo en condiciones equivalentes de quedarse con el partido, mantenía viva las expectativas de todos.
El historial mostraba un festejo por bando, y llegó el momento de saber si ocurría el desequilibrio. Por primera vez, Gimnasia era el local.

Después de cuatro experiencias nada satisfactorias, Horacio Panizza volvió a plantar el esquema que llevó a sus dirigidos a la intensa pelea por el ascenso en 2014. Nuevamente con cuatro marcadores defensivos, y sin el enganche interno definido.
Al principio fue costoso el control total de la pelota. Ambos debieron luchar demasiado por conseguirla, sobre todo en disputas aéreas. Hasta que pasados los primeros 15', los visitantes pudieron formar una interesante jugada ofensiva que concluyó con Martín Arévalo intentando eludir al último defensa antes de su ejecución, sin embargo al momento de esquivarlo sufrió un golpe de infracción dentro del área, pero para el juez principal no había sido lo suficientemente brusco, y optó por omitir el penal.
Sobre esa última jugada, llegó otra muy peligrosa a favor del Pistolero, porque en el momento de disparar el contraataque, su volante por izquierda sorprendió con un tiro al arco, que mientras bajaba parecía meterse sobre un ángulo a Ruiz Diaz, pero el poste escupió la pelota y salvo al Defe.
Minutos después llegó la sorprendente lesión de Andrés Encina, que hacía su primera participación como titular. Lamentablemente, en una jugada por la pelota, su rodilla no respondió correctamente y le impidió continuar. Fue el momento de sacar al campo a Miguel González, que hacía minutos había jugado más de una hora para la Reserva, y en los planes de Panizza aparecía recién para el segundo tiempo.
La primera etapa no dio más situaciones importantes, Defensores ni siquiera consiguió apuntar al arco, y Gimnasia caminó hacia vestuarios habiendo sido apenas mejor.


El complemento prometía activar las emociones, El Tercer Grande se soltó más que en la primera parte, y con sus jugadores más veloces planeaba marcar la diferencia, pero los cuatro del fondo de Gimnasia estuvieron impenetrables y se tomaron el trabajo de señalarles el final de su recorrido.
Mientras que del otro lado, la defensa lució un error imperdonable. Casi como si se hubieran puesto de acuerdo, los tres que habían quedado atrás, habilitaron la recepción de Osurak, que se aprovechó del mano a mano con Ruiz y lo liquidó para adelantar a su equipo.
Inmediatamente, el equipo local dispuso de otra muy clara, pero no pudo estirar la ventaja, lo que habría puesto nocaut a Defensores de Alto Verde en tan solo un minuto.
El desarrollo trajo algo que se va haciendo costumbre en los rojinegros: la reacción después de sufrir el primer cachetazo. Los altoverdenses tomaron coraje después del gol y salieron por el empate, sin ideas claras, pero iban.
Pero, a los 67', otra vez sufrieron el mismo error, casi calcado. Piedrabuena intentó evitar el gol con un esfuerzo monumental, pero no fue suficiente, y Franco Acevedo partió la red colocando el 2 a 0.
A esa altura, los indicios apuntaban a que Gimnasia se iba a quedar con la victoria, solo que iba a quedar algo más para plantar la incertidumbre en el final.
Primero, la ocasión que generó Martín Torres, con un tiro desde la media cancha y que se clavó en el techo del arco rival, a muy pocos centímetros de lograr el descuento. Aunque un minuto después, Ronchetti armó una de las suyas. Rebelde, y con convicción, limpió a todos los que lo buscaron, pisó el área, y lo tumbaron. ¡Ahora si! Esta vez no hubo dudas para el árbitro que se encontró de frente a la jugada.
Ramiro debió ser retirado unos minutos para ser atendido hasta su recuperación, mientras Matias Díaz ya se había alistado para la ejecución. Justamente él, el del último gol de su equipo, ante la posibilidad de cortar la racha que ya había superado los 170' en los que Defensores no pudo convertir. Díaz la acomodó dos veces, primero con sus manos, en el suelo sobre el círculo correspondiente, y enseguida con su hábil derecha, para estamparla en el medio de la red y reavivar las chances de sumar como visitante.
Pero ni en los últimos minutos, cuando ya jugaban con lo que quedaba de vida, porque hasta el alma estaba fundida, y ni siquiera en esos momentos pudieron generar peligro con contundencia.

Defensores de Alto Verde plasmó su juego al ritmo que le propuso Gimnasia y Esgrima. La falta de presencia en la mitad de la cancha, las increíbles distracciones defensivas, y la ausencia de creatividad, hicieron a este equipo predecible. Lejos de su mejor versión, volvieron a sumar mayores dudas.
Los puestos de ascenso hoy no los tienen como protagonistas, y la ansiedad hoy sería el peor aliado para este grupo. Más que nunca, el trabajo más grande esta vez lo tiene su DT, que es consciente de que tiene material en exceso. Es el momento de empezar a sacarles punta a su rendimiento que no convence a nadie.

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