El juego pendiente por la tercera fecha entre dos de los equipos que arrancaron la temporada con la mente en la doble competencia (El Quillá en el Federal C; y Cosmos reciente subcampeón de la Copa Federación) inició con la apertura rápida del marcador. Un avance de Cosmos por la derecha llegó por aire a la ubicación de Javier Guardia que voleó al arco y venció a las manos de Facundo Poch, y apenas se habían ido sólo tres minutos del partido. Una acción similar ocurrió a los 9', pero Leandro Mansilla envió la pelota muy lejos del arco, desperdiciando la oportunidad de estirar la ventaja.
Ya en 15' el trabajo de El Quillá no era agradable, y el equipo ni siquiera elevaba el juego a la ofensiva. Hasta que comenzó a hacer pie por medio de apariciones individuales, como cuando Laureano Toresani intentó un tiro al arco luego de aparentar centrar la pelota en el área. Finalmente pasó a centímetros del primer palo, exigiendo al arquero a perseguirla por el suelo.
El transcurso no fue bueno. La actividad se centró en el mediocampo, y el contacto físico fue ganando preponderancia por sobre la disputa del balón. Esto exigió al arbitraje, que además no tuvo un buen papel durante la noche, y complicó al desarrollo normal del partido.
Las situaciones que se desataron desde el núcleo del campo fueron claves para animar el encuentro. Como cuando a los 25' Joaquin Felizia aprovechó un pase largo desde el medio, y se ubicó frente a frente con Cristian Bravo, y este último le ahogó la posibilidad del empate. O minutos después, cuando Germán Ponce dió un puntazo desde la mitad y puso a correr a Mansilla por la izquierda, que llegó y cruzó el disparo, por lo que su equipo debía conformarse con el 1-0.
Sobre la parte final del primer tiempo, La Salle hizo algo más por merecer el empate, y si bien no fue en una búsqueda contundente, lo logró a los 38'. gracias al gol de Santiago Ingino, que equilibró el tanteador antes del camino al vestuario.
En la segunda parte, el arbitraje continuó su protagonismo mediante sus errores, algunos de ellos increíbles, y que llevaron a exaltar la moderación del juego. La tolerancia de ambos equipos se perdió en el tiempo, y costaba creer cómo los minutos pasaban sin registrar expulsados aún. Hasta los 20' del complemento, sólo había un amonestado por lado.
En la segunda parte, el arbitraje continuó su protagonismo mediante sus errores, algunos de ellos increíbles, y que llevaron a exaltar la moderación del juego. La tolerancia de ambos equipos se perdió en el tiempo, y costaba creer cómo los minutos pasaban sin registrar expulsados aún. Hasta los 20' del complemento, sólo había un amonestado por lado.
Al 25' disfrutamos de un impresionante gol de tiro libre de Cosmos, obra de Leandro Mansilla, que de frente al arco direccionó la pelota con un puntazo recto hacia la izquierda de Poch, que llegó a sacarla cuando ya estaba adentro. Si bien faltaba mucho, gran parte del partido murió allí.
Demasiado le había costado a El Quillá entrar y mantenerse en el partido, sin embargo el segundo gol de Cosmos pareció haberle quitado por completo cualquier tipo de esperanzas posibles, porque fue evidente un bajón anímico en los minutos siguientes, una falta de respuesta que lo tuvo en shock hasta los minutos finales.
A todo eso, el Tiburón debió atenerse a la expulsión de su 9, Joaquín Chemes, que desencadenó una gresca importante con gran parte de los hombres de la cancha, una situación que ameritaba al menos unos cuantos amonestados más, ya que se trató de un episodio límite; pero en este caso continuó con total impunidad.
Ya en el tramo final El Quillá reanimó su convicción de atacar y apostar sus últimas cartas, aún con el desorden que caracteriza a la desesperación, aceptando el riesgo de sufrir un gol en contra que lo liquide totalmente. Pero a los 86' dispuso de la acción más clara de la noche: primero Santiago Macua la estrelló en el travesaño de forma insólita, ya que no tenía oposición al momento de empujarla desde abajo del arco; pero en el rebote llegó Singer para volver a empujarla, pero esta vez fue desviada por una cabeza salvadora de la defensa visitante. Y en tiempo cumplido, Maximiliano Gariboldi se hizo un festín en campo contrario, incluso definió por encima del arquero, pero el travesaño le impidió el 3-1 en la última situación importante de la noche.
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